El primer ciclo de la etapa de educación infantil es aquel en el que los niños y niñas adquieren el lenguaje oral. Están, por lo tanto, naturalmente predispuestos a la adquisición lingüística. Es por ello que resulta de vital importancia fomentar el desarrollo y adquisición no sólo de la lengua o lenguas maternas, sino también de una o más lenguas extranjeras, para aprovechar el potencial intelectual y la plasticidad cerebral innatas que niños y niñas poseen en edades tempranas. Debemos matizar la diferencia entre adquisición y aprendizaje del lenguaje, siendo el primero un proceso inconsciente y el segundo, uno consciente.
Desde su nacimiento y hasta los 6 meses de vida los niños y niñas comienzan a utilizar sus órganos fonadores y sus cuerdas vocales, mediante el llanto, el grito y la risa. Entre los 6 y 8 meses producen sílabas simples carentes de sentido. A continuación, entre los 8 y los 12 meses de edad, estas sílabas adquieren sentido. Entre el primer y el segundo año de vida entienden la mayor parte del discurso parental, pronuncian palabras con sentido (vocabulario de unas 50 palabras) e incluso producen oraciones, aunque gramaticalmente incorrectas. Entre los 2 y 3 años entienden prácticamente todo lo que escuchan, aprenden vocabulario muy rápidamente y pueden expresar oralmente (aunque en ocasiones con problemas de pronunciación) lo que desean. A esta edad su vocabulario está entre las 300 y las 900 palabras, y si no conocen la palabra precisa tienden a inventar una nueva. Todavía comenten errores gramaticales, pero pueden comenzar actividades destinadas a prepararlos para la lectura y la escritura.
Ésta es la manera inconsciente y natural de adquisición del lenguaje, a través de la escucha, la asimilación, y la copia reproductiva. Aconsejamos, por lo tanto, comenzar el proceso de adquisición de una lengua extranjera lo antes posible, para que resulte lo más similar al proceso natural de adquisición de lengua o lenguas maternas.
El niño o niña debe estar lo más expuesto posible a la lengua o lenguas que deseamos que aprendan, por ello recomendamos la máxima inmersión lingüística posible en el entorno familiar, mediante el audio de canciones en la lengua extranjera desde el nacimiento y así como en el visionado de televisión (dibujos animados), para acostumbrar a los alumnos a los sonidos ingleses. Una vez comprendan órdenes, expresiones y mensajes orales en la lengua extranjera, comenzarán a reproducir de forma espontánea los mismos mensajes. Poco a poco reconocerán vocabulario y expresiones relacionados con su realidad más cercana.
La metodología debe ser lo más lúdica y natural posible, centrándonos en las destrezas orales y respetando cada ritmo particular, con el objetivo de que el niño o la niña adquieran un gusto por esa lengua. Se recomienda el aprendizaje de canciones, retahílas y poesías, que transmitan aspectos culturales de la lengua extranjera.
Debemos tener en cuenta que existe una serie de factores determinantes que influyen en el aprendizaje de una lengua extranjera. Estos son la inteligencia, la aptitud, la personalidad, la edad y la motivación.
Por lo tanto, debemos llevar a cabo actividades que favorezcan el desarrollo de las distintas inteligencias, ya que cada persona aprende mejor de una forma.
Además hay personas que tienen una aptitud especial para aprender una lengua (oído, pronunciación, intuición…) y se deben reforzar las destrezas menos desarrolladas.
En relación a la personalidad, la timidez o la confianza y autoestima, influyen también notablemente en este aprendizaje lingüístico y es por ello que el ambiente en el que se desarrolle el acercamiento a la lengua sea lo más positivo posible.
En cuanto a la edad, en los primeros años de vida los niños y niñas atraviesan una etapa del desarrollo cognitivo en el cual el cerebro está predispuesto a la adquisición de lenguas, pasada la cual la adquisición se transforma en aprendizaje consciente, basado en las propias habilidades y capacidades. Lo cierto es que aunque nunca es tarde para aprender, la adquisición natural y óptima se da entre el primer y el tercer año de vida. Entre los 3 y los 7 años los distintos idiomas aprendidos se almacenan en senderos paralelos del cerebro, con lo cual, se adquieren como lenguas maternas independientes. Después de la pubertad los idiomas se almacenan en zonas distintas del cerebro, por lo cual deben de traducir de su lengua materna a esa nueva lengua.
Por último, la motivación, es el factor con más peso en el éxito de adquisición del lenguaje, motivo por el cual debemos utilizar todas las técnicas motivadoras posibles. En la Nube lo tenemos claro y aplicamos esta metodología cada día. ¿Quieres unirte a la Nube? Motivemos juntos a nuestros pequeños y pequeñas!
Me gustaría terminar el artículo confirmando la falsedad de ciertos mitos existentes en cuanto a la adquisición de más de una lengua. Ni confunde, ni provoca retrasos en el habla, ni se mezclan las dos lenguas, ni los idiomas resultan tan sencillos para los niños que no importa que comiencen algo más tarde a aprenderlos. Como explicamos arriba, la edad es crucial.